Roma

sábado

¡Al fin! Roma llegó a Netflix y pude verla.

Del director Alfonso Cuarón, galardonada en varios festivales y considerada una joya del cine mexicano. Roma es una bonita historia que retrata la vida de una familia y cuyo eje principal gira alrededor de "Cleo", la empleada doméstica de la casa.

De Roma me quedo con la hermosa fotografía, la actuación de Yalitza Aparicio, los sonidos que nos regala (cierro los ojos y puedo seguir escuchándolos), el sentir de que todas las y los trabajadores domésticos deben ser reconocidos no solo por su trabajo sino también por todo lo que aportan a las familias para quienes trabajan, la entrega de Cleo con la familia y las difíciles situaciones por las que traviesa no solo ella, también México y que quedan plasmadas en la cinta.

Aunque no logró conmoverme, pues siento la historia un tanto plana no dejen de verla quizá puedo estar equivocado.

Dos años después

martes

El árbol de navidad ya está encendido, sus luces iluminan no solo la estancia del departamento sino también las ilusiones que en algún momento perdí y que ahora parecen asomarse de nuevo, así a media luz, con esa intensidad bonita que parece que nos da un rico calorcito cuando hemos padecido frío, de esa que se siente en el estómago cuando tomas un rico chocolate caliente o cuando mamá te da un beso de buenas noches.

Se han cumplido dos años desde mi última publicación en este espacio personal, me quedé sin trabajo, me ha crecido el cabello, lo he cortado, me crecieron las alas y dejé que me las cortaran, quizá también lastimé el corazón de alguien, me enamoré y se desenamoraron, amé y no fui amado, me mudé, dejé todo y a todos... regresé a casa, con los míos, con sueños rotos como dice la quinta estación. Me entristecí hasta ya no poder más, bajé de peso a pesar de comer bien (algo le pasa al cuerpo cuando estamos tristes, a los demás quizá los podemos engañar, pero a él no), desperté llorando, sentí que me secaba por dentro, tuve ataques de ansiedad, tuve muchas preguntas sin respuestas, pero al final quizá ...aprendí y entendí.

¿Qué aprendí?

Aprendí que la vida me sigue mostrando distintos caminos, que los amigos están más cerca de los que imaginamos; aunque geográficamente la distancia sea grande. Aprendí que las personas aparecen en la historia cuando deben aparecer, que se van las que quieren hacerlo y se quedan las que así lo desean, que los días grises (aquellos de los que alguna vez escribí) pueden ser más grises, incluso realmente negros. Aprendí que la música sana, que el mar, el sol, las risas y los abrazos renuevan el alma y son aliento para seguir. Aprendí a escucharme más, a quererme y valorarme, quitarme del escaparate de rebajas y ponerme en un lugar adecuado. Aprendí que ser ambicioso no es malo, lo que haces con esa ambición es lo que te define. Aprendí a quitarme una coraza frente a mis padres. Aprendí a querer sin sentido de pertenencia, a querer bonito, solo por querer y esa es la manera más linda.

¿Qué entendí?

Que la vida es, y si nada me hubiera sucedido, si no me hubiera arriesgado, si no le hubiera hecho caso al corazón, seguiría en el mismo lugar. Entendí que el llanto tiene un límite, que el dolor tiene un fin, que la mente es más fuerte, que hay quienes le temen al amor. Entendí que todo está bien, que uno se renueva como los árboles, que las lágrimas derramadas hoy han hecho crecer en mí nuevas hojas, nuevas ramas.

Pero detrás de todo esto, también descubrí. Descubrí que extrañaba escribir aquí, que aunque también quise mudarme a otro espacio digital, éste es mi hogar, aquí están ustedes, los que llegan a aquí por error, por curiosidad o porque comparten y sienten lo que escribo. Ojalá que mi querida amiga Asturiana (como firmaba en sus comentarios) esté muy bien, te abrazo donde quiera que estés. Y por eso aquí estoy, he vuelto para compartirles más cosas, sobre lo que veo y leo, sobre lo que pasa y que dejo en este claroscuro. 

Este post va dedicado a mis amigos y amigas, aquellos que estuvieron para sostenerme de la dura caída, aquellos a quienes tal vez enfadé con mis llamadas, con mis historias. Gracias Líbana, Angélica, Pepe, Miss Vero, Cuñis, Víctor, Fer, Yetlanezi, Xavi (perrito), Zu, Celes, Naye y Chuy. Les debo mucho y así los quiero.  

Si pasas por algún momento triste, tranquilo, sé paciente, ya pasará. Créeme.


¡Qué los recuerdos sean alas, nunca cadenas!


P.d. En dos años pasaron muchas cosas, hay nuevas historias y nuevos personajes. 

!Tengo un sobrino y un hermano!