Era de noche, faltaba poco para que amaneciera y aún estábamos cubiertos por el manto oscuro que viene con la luna, de pronto mientras dormía la tierra crujió avisando que algo venía en camino. El sonido era familiar, mamá siempre nos ha dicho que la tierra avisa cuando algo está por ocurrir, que tenemos que estar pendientes de los sonidos que de ella emanan. La casa comenzó a moverse y durante unos segundos todo en la habitación parecía tener "vida".
El sonido que me había despertado segundos antes era producto del movimiento de las capas de la tierra, un sismo nos despertaría por completo. Sólo duro unos segundos, al terminar salí de mi habitación para visitar la de mi abuelita y después la de mi hermana menor esperando que todo estuviera bien con ellas y solo fuera un susto, así fue, solo eso.
Mis padres no le temen a los sismos, pero algo por lo que todos nos preocupamos de imediato cada vez que la tierra nos sacude es de mi hermana mayor, ella si que sufre cada vez que tiembla. Desde pequeños al sentir el movimiento hemos aprendido que no debemos mostrar miedo ante ella, basta y sobra con el suyo. Debemos ayudarle a calmarse.
Ella tiene fobia a los temblores tremofobia es el termino correcto. Así que nos comunicamos con ella para saber cómo estaba, contestó y mientras mamá hablaba con ella de nuevo el suelo se movió, en esta ocasión con menor intensidad. La voz de mamá la tranquiliza.
Han sido días y noches muy calurosas, desde aquella llovizna nocturna el cielo me ha negado la dicha de ver el agua caer de nuevo - No es tiempo- dice papá. Ahora solo nos queda esperar que la temporada de lluvias llegue y calme la ola de calor, así también arrulle a la tierra para que vuelva a dormir tranquilamente y con ella mi hermana.
