Azules intensos y dorados brillantes, la costa oaxaqueña.

martes

Este texto lo escribí hace un par de meses, hoy se los comparto.
"Voy llegando a casa, han sido cuatro días llenos de tranquilidad a la orilla del mar. El mar, ese del que he estado lejos ya por unos meses y que tanto extrañaba.

Estuve en el estado de Oaxaca, llegué al aeropuerto de Huatulco, de ahí tomé un camión que me llevó al crucero de Pochutla, y entonces tomé un taxi a mi destino: Zipolite.

Nos hospedamos en un hotel a la orilla de mar, la vista era increíblemente hermosa, conocimos  a lindas personas: Irma, gerente del hotel, Zu, una mujer irlandesa que vive durante 5 meses en México, "Fake Husband", el esposo de mentiras de Zu, Ricardo, barman del lugar que visitamos tres noches seguidas y que disfrutamos mucho en largas conversaciones. Todo tiene su encanto.

Adoquín, Zipolite, Oaxaca
Paseamos por el conocido adoquín y disfruté de la vida en un pequeño lugar costero, un sitio en el que las personas parecen llegar para olvidarse de todo, de sus vidas, de sus problemas y en donde casi estoy seguro: todos se conocen.

Durante el día la calle principal está vacía, solo algunos locales abiertos, cafeterías, restaurantes, tienditas y farmacias. Pero cuando el sol comienza a caer en el mar, la vida en el adoquín revive y todos salen a caminar. Restaurantes amplían su zona de servicio hasta la banqueta y ahí también artesanos ofrecen hermosas piezas fruto de su trabajo.

  Estos días fueron una gran bocanada de aire fresco, azules intensos y dorados brillantes que me hicieron caer por completo en ese hechizo que hace olvidarte de todo y relajarte por completo. 

Hicimos en recorrido en el mar, en el que pudimos ver tortugas y delfines, fue realmente hermoso.Es imposible no compartirles fotografías del lugar, espero que les gusten."










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