Se
trata de una flor amarilla, que gira siempre en busca del sol.
Cuando una pequeña y frágil semilla brota en el medio de otras plantas, busca
inmediatamente la luz solar. Es como si supiera, instintivamente, que la
claridad y el calor del sol le harán posible la vida. (Claro es un proceso
natural)
Así
como los girasoles, nuestro cuerpo también necesita de la luz y del calor
solar, de la lluvia y de la brisa, para mantenernos vivos.
Pero
no es sólo es nuestro físico quien necesita de cuidados para proseguir firme.
El espíritu también necesita de la luz para mantener encendida la llama de la
esperanza, del calor del afecto, de la brisa de la amistad, de la lluvia de
alegrías y tristezas que vienen durante el ciclo en este lugar y que nos
acompañan en esta aventura, la gran aventura de la vida.
Sin
embargo es necesario que hagamos esfuerzos para respirar el aire puro, por
encima de las circunstancias desagradables que nos rodean.
Muchos
de nosotros permitimos que los vicios ahoguen nuestras ganas de buscar la luz,
y nos debilitamos día tras día como una planta mustia y sin vida, nos
marchitamos, nos dejamos rociar por malos comentarios, las malas energías de
las personas y cargamos con objetos que no nos pertenecen.
O
entonces nos dejamos enredar en el zarzal de la haraganería, de la desidia y
reclamamos de la suerte sin hacer esfuerzos para salir de la situación que nos
desagrada.
Debemos reconocer las posibilidades de aprendizaje que surgen a cada instante
en el recorrido, para así poder decidir cuál es el mejor camino a tomar.
Es preciso que imitemos al girasol. Que busquemos siempre la luz, más aún
cuando sentimos que nos hemos extraviado.
Es
preciso buscar el apoyo de la familia en los momentos en que nos sentimos
desanimar.
Es preciso rogar el socorro de los verdaderos amigos cuando sentimos nuestras
fuerzas debilitándose.
Cuando las nubes negras de los pensamientos tormentosos cubran el horizonte de
tus esperanzas, y la depresión te asedie el alma, imita a los girasoles y trata
de respirar el aire puro, más allá de las circunstancias desagradables.
"En mis brazos" (In my arms) del ep Spring de Jon Foreman acompaña este post.
"Aquí es donde nos libramos de las pesadillas..."
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